A pesar del viento en contra, este año se realizó la tercera edición del Festival Internacional de Cine Africano de Argentina en 3 salas de CABA y en sedes de la provincia de Córdoba y de Neuquén. El FICAA es de los pocos festivales que se presentan en la Ciudad de Buenos Aires focalizados en colectivos que comparten orígenes, culturas y problemáticas de otros países, además del nuestro. Hablamos con las dos personas que lo llevan adelante: Jorgelina Barrera y Violeta Burkart Noé, compañeras de DOCA.
–¿Cómo se originó el festival?
Jorgelina: El Festival tiene su origen hace unos diecisiete años atrás, con la primera muestra en el Centro Cultural de la Cooperación. Allí se proyectaron películas de Latinoamérica, Australia, EE.UU. y África. La intención era mostrar las visualidades colonizadas, cómo se crean estereotipos a partir de piezas audiovisuales. Una de las películas era “París Couleurs” del historiador francés Pascal Blanchard, construida íntegramente a partir de archivos fílmicos. Este documental cuenta cómo fueron mostradas “las colonias” en los noticiarios europeos. Incluso hay registros cinematográficos de los Zoos humanos que se montaron hace un siglo. Se buscaba provocar curiosidad, producir exotismo, con un carácter paternalista y racista. Decidimos ir por ahí, contra la cultura hegemónica y el racismo. Tras un convenio con el Museo Etnográfico (UBA) empezamos a organizar la Muestra anual llamada “Espejos y Espejismos” durante diez años.
–¿Cómo lograron la permanencia a través del tiempo?
Violeta: Un desafío importante fue alimentar la muestra. En las primeras ediciones, el trabajo más complicado era conseguir las películas, que no llegaban acá, porque no había distribuidoras. Tuvimos como gran aliada a la Embajada de Francia. Post colonialismo, Francia apoyó el cine africano en los países francófonos. Así es que nos mandaban DVD o nos traían las copias. O el contacto con los Archivos OVNI de Barcelona. Desde allí consiguieron material muy interesante de África y otros países, pero con una mirada muy crítica a la cuestión del espectáculo, del sueño europeo y de las colonias. También recorrimos festivales argentinos, como LatinArab, DerHumAlc, Cine Migrante, donde cada tanto aparecía alguna película africana, películas que no se veían en salas comerciales.
– ¿Cómo fue ese trabajo?
Jorgelina: Hacíamos contactos, pedíamos referencias. Nos interesaba que no fueran las miradas europeas, blancas, sino que hacíamos hincapié en que fueran realizadores de África. Sumamos películas de América, Europa y Argentina, que hablan del tronco colonial y las nuevas migraciones. Pero también aquellas que hablan de cómo viven los africanos que migran por el sueño europeo, el racismo, la adaptación. Y también las diásporas, las afrodescendencias, los migrantes. Temas como mujeres, infancias, música y arte de resistencia y hasta las raíces africanas de nuestras músicas.
– En esta edición incluyeron clásicos del cine africano, sobre todo producciones que surgieron a partir de las independencias.
Violeta: Si, son realizadores consagrados que le dieron voz a sus pueblos, entre 1960 y 1990. El primer Festival se hizo en 2020, con jurado y una sección competitiva, en plena pandemia. Por lo cual el festival se hizo por la plataforma OctubreTV. En 2021 fue de modo híbrido. Y en 2023 también se hicieron itinerancias en varias salas y ciudades. En la convocatoria a la tercera edición recibieron aproximadamente 140 películas de las cuales fueron elegidas 52 para la sección oficial. Para noviembre, están preparando una selección que podrá verse en BAFILMA. Durante octubre, algunas películas africanas estuvieron presentes en el FAB (Festival Audiovisual de Bariloche). Y en un ESPACIO INCAA de Adrogué, que quieren sostenerlo a toda costa ya que el INCAA no les pasa más películas.
– Un tema no menor en un festival es la curaduría y la premiación.
Jorgelina: Sumamos al equipo a un grupo de programadores: colegas audiovisuales, críticos de cine, gestores culturales. En los cuerpos de jurados, quisimos evitar que hubiera una mirada exclusiva de la academia o del cine también, así que incluyeron a distintas comunidades afrodescendientes. Otra tarea importante en estos 17 años fue tejer redes con escuelas de cine, con directores, con distribuidoras. El FICAA tiene una selección y un acervo importante de realizadores africanos y africanas. Para esta edición 2024, entendieron la situación económica en Argentina y permitieron las proyecciones sin exigir el pago de derechos.
– También son parte de RAFMA, la Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales, donde participan festivales de muchas ciudades y provincias.
Violeta: Ante la situación del INCAA hacemos redes entre nosotros para darnos ánimo.
-Hablando del Instituto, nunca les pagaron el pequeño subsidio que reciben como Festival de la edición 2023.
Violeta: Adujeron que no había plata y que era una deuda de la gestión de Alberto Fernández. Este año, el INCAA sacó un comunicado diciendo que no gastaría plata en Festival mientras haya niños con hambre en el Chaco.
– En estos diecisiete años deben haber acumulado experiencia.
Jorgelina: Fuimos abriendo ventanas, sumando miradas y colectivos, conociendo más sobre África. Nosotras mismas fuimos aprendiendo y discutiendo el concepto de ‘cine africano’. Ahora vamos a llamarlos “cines africanos” porque no es homogéneo lo que proyectamos.