16 años del lanzamiento de nuestra revista
En octubre de 2008 salía el primer número de la Revista Documental, para re-pensar el cine hoy. Nuestra compañera Silvia Maturana, que participó de esa experiencia, nos comparte sus memorias.
“¡Buen trabajo, buen futuro, buena estrella!”
Con esta publicación celebrábamos a lo grande los dos años de la creación de DOCA con una hoja (en realidad varias hojas) de ruta. La creación de una revista fue un hito en la historia de la asociación porque tener una publicación nos permitió dar a conocer los debates que estaban en nuestra agenda, como el fomento de la exhibición, la distribución, la protección y el mejoramiento de la vía digital. Pero también invitaba a reflexionar sobre el quehacer de la actividad, su historia y presente. Y nos posicionaba frente a la comunidad audiovisual, llegando a manos del público en muestras, proyecciones y eventos.
En este primer número, la tapa y parte del contenido estaban dedicados a Fernando Birri, a 50 años del documental “Tire die”, realizado de manera colectiva, que ciertamente iluminó un posible y augurioso recorrido. La editorial lo decía así: “Birri, el padre de todos nosotros, nos está diciendo que un documental es un hecho cultural, un hecho de comunicación o mejor dicho, de comunica-acción”. Tal vez hoy elegiríamos otras palabras. Tal vez usaríamos interacción. Pero es indiscutible que desde 1958 Tire die viene pariendo hijos que intentan hacer un cine que sea otra cosa más que un pasatiempo o un buen negocio.”
La variedad temática de la publicación se correspondía con las diversas experiencias de una novísima asociación de documentalistas. Confluimos en ella personas que habían egresado de alguna Escuela de Cine, investigadores y difusores cinéfilos, entusiastas de la cámara y la imagen, realizadores empíricos, militantes empedernidos.
Nuestros puntos de partida en la actividad audiovisual habían sido distintos. Pero todes portábamos la marca del desastre económico y social que había sido el neoliberalismo menemista de los noventa, tiempos salvajes en que tomamos nota, registramos, y comenzamos a transformamos en realizadores consecuentes. La explosión social de 2001 nos llevó a las calles y, de tanto vernos en las ágoras argentinas y en agitadas reuniones, fuimos amasando unidad.
Deseábamos más. Con lucha (es imposible no recurrir a esta palabra) y con la fuerza de nuestras realizaciones conseguimos que el INCAA aceptara financiar la Vía Digital para documentales. Esta amalgama y estas victorias son las que dieron origen a DOCA y lo que nos permitió sacar esta Revista Documental # 1
Ojeando el sumario vemos que hubo un cuidadoso agrupamiento de temas. Varias notas dialogan entre sí, desarrollan las ideas en forma coral, hablan de Birri y también de Raymundo; o de Walsh, la escritura y el cine; la industria cultural y el cine documental; la democratización de la comunicación y los medios. Hablan de la apropiación del lenguaje documental por trabajadores rurales y trabajadores industriales (“Documentales sin patrón”). Se entrevista a dos mujeres del cine: Juana Sapire y Anand Patwardhan. Se profundizan cuestiones técnicas. Pedimos por la libertad de la compañera Elena Varela, presa de la democracia en Chile por su documental Newen Mapu Che, y logramos que pudiera viajar a nuestro país.
Toda esta actividad propia de una redacción se producía al mismo tiempo que se estaba preparando la 2ª. Muestra Anual de Cine Documental, con el lema “Ocupar el lenguaje”. Como en toda muestra, íbamos a poner a consideración del público documentales provenientes “de todos los rincones de esta gran hermandad de pueblos que se conoce como Latinoamérica” (Editorial de la revista).
Y como decía con sencillez Fernando Birri sobre Tire die, y nosotres suscribimos: “Un filme debe comenzar en la realidad y terminar en la realidad… Apoyándose como punto de partida en la realidad que nos rodea, el film se cumple – luego de un complejo proceso de elaboración – sólo al proyectarse nuevamente sobre la realidad de los espectadores reunidos frente a la pantalla, para mejorarlos con respecto a lo que eran antes de que entraran a ver ese film”.
Para cerrar esta efeméride, un saludo del maestro Birri a nuestros lectores y lectoras: “Buen trabajo para lo que queda por hacer – que es mucho – buen futuro, buena estrella!”